Las hermanas Williams
El mundo de la raqueta está lleno de grandes rivalidades. Pero ninguna tan especial como la de Serena y Venus Williams, marcada no solo por la competitividad y los duelos dentro de la cancha, sino también por un vínculo familiar muy fuerte. Las hermanas estadounidenses dieron juntas los primeros pasos en este deporte, se transformaron en dos estrellas que revolucionaron el tenis femenino y construyeron un historial de enfrentamientos con capítulos emocionantes. Este jueves, desde las 13.30 de la Argentina, se verán las caras por 31° vez, en los octavos de final del Abierto de Lexington.
Serena (38 años), la menor, pero quien más títulos y logros lleva acumulados en su carrera, venció en el debut a su compatriota Bernarda Pera, 13 años menor que ella, en un partido en el que fue de menos a más. Fue el primero para ella desde febrero, luego del parate por la pandemia de coronavirus. Venus, la mayor, se impuso ante Victoria Azarenka en cómodos dos sets y demostró que a los 40 años sigue siendo competitiva. Ahora chocarán entre sí por primera vez desde 2018.
Cuenta la leyenda que tras ver en televisión por casualidad una final de tenis femenino que le dejó a la ganadora un premio de 40,000 dólares, Richard Williams soñó en 1978 que su esposa Oracene y él tendrían dos hijas, que se convertirían en dos grandes campeonas de tenis. Y aunque él no sabía absolutamente nada de ese deporte ni las niñas estaban en los planes de la pareja, decidió ponerse a trabajar para hacer realidad ese sueño.
Leyó todo lo que encontró sobre tenis, miró cuanto video se cruzó en el camino y hasta tomó clases para entenderlo mejor. Y hasta convenció a su mujer de agrandar la familia. Así, el 17 de junio de 1980, cerca de dos años después de ese sueño profético, nació Venus. Y el 26 de septiembre de 1981, Serena.
Los métodos de entrenamiento de Richard fueron el centro de las críticas de muchos, que lo trataron de controlador y manipulador y lo acusaron de "torturar" a sus hijas para lograr su objetivo. Y hasta de manipularlas y decidir de antemano quién ganaría los duelos entre ambas en los primeros años de sus carreras. Sin embargo, las hermanas nunca hablaron mal de su padre y siempre tuvieron una excelente relación con él.
Más allá de las controversias, el plan de Richard funcionó. Venus debutó como profesional en 1994 y asombró con su talento y su capacidad física. Y tres años más tarde entró en escena Serena, que opacó un poco la evolución de su hermana y terminó convirtiéndose en una de las mejores jugadoras de la historia.
Muchos hablaron de celos y hasta de peleas entre ambas, pero quienes mejor las conocen aseguran que siempre se apoyaron y nunca dejaron que los enfrentamientos deportivos afectaran su relación.
Aunque cada una se encargó de construir su propia carrera y de escribir su propia página exitosa en la historia del tenis, juntas marcaron una era. Entre las dos llevan acumulados 122 títulos y 1.645 victorias en singles. Serena es dueña de 23 trofeos de Grand Slams, uno menos que el récord de 24 de Margaret Court. Venus se consagró siete veces en esa categoría.
Las Williams revolucionaron el tenis femenino. Abrieron el camino para las jugadoras negras. Y demostraron que se puede ser buenas amigas y hermanas y al mismo tiempo grandes rivales y campeonas dentro de la cancha.
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